Con sabiduría fundó el Señor la tierra

Con sabiduría fundó el Señor la tierra, con inteligencia estableció los cielos. Con su conocimiento los abismos fueron divididos y los cielos destilan rocío. Proverbios 3:19-20 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Con Su sabiduría e inteligencia Dios creó todo lo que existe incluyéndonos a nosotros los seres humanos. Cuánto más ya que El hizo todo esto, podrá cambiar una vida que se arrepienta y se entregue ante la cruz de Cristo. Leer los proverbios, tiene que ser una prioridad nuestra, porque encontraremos las respuestas a muchas preguntas que nos hacemos en nuestro diario vivir. Dios siempre tiene los brazos abiertos esperando que la gente venga al arrepentimiento. Su sabiduría clama en las calles, Su inteligencia también da voces en las encrucijadas de la vida, para que muchos puedan ser rescatados. El corazón de Dios es que los simples que son aquellos que no conocen al Señor, puedan entender que hay una salvación preparada para ellos si se arrepienten, pero es indudable que su lucha contra las tinieblas y oscuridad de este mundo, también será implacable y por eso será necesario que tomen una decisión acerca de dónde quieren pasar la eternidad. El Apóstol Pablo en su carta a Tito, habla acerca de la gracia de Dios que se ha manifestado para salvación a toda persona que quiera renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos (de pecado) y que a cambio de eso quieran en su corazón vivir de una manera sobria, justa y piadosa aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa en el regreso de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (Tito 2:11-15). Por lo tanto dependamos de la gracia de Dios que se ha derramado en los que le buscan y le aman, para alcanzar la santidad que Dios desea en Su Iglesia. Pidámosle que nos fortalezca para darle la espalda a toda la iniquidad que se nos ofrece en nuestro diario vivir, para que ahora en Cristo, nosotros caminemos en una vida nueva, perdonados por Su sangre preciosa y limpios de todo pecado. Cristo en nosotros la esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Romanos 6:1-13, Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

Guarda la prudencia y la discreción

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos, guarda la prudencia y la discreción, y serán vida para tu alma, y adorno para tu cuello. Entonces andarás con seguridad por tu camino, y no tropezará tu pie. Cuando te acuestes no tendrás temor, sí, te acostarás y será dulce tu sueño.

Proverbios 3:21-24 (LBLA)

Cambiador del Mundo: La sabiduría de un cristiano nacido de nuevo, no le permitirá apartarse del propósito de Dios y será una persona prudente y discreta, llena de vida, llena de gracia, caminando con firmeza por el camino estrecho y nunca tropezará su pie mientras esté guardando en su corazón el consejo de Dios. Tampoco cuando se acueste tendrá temor porque aun sus sueños serán dulces ya que Dios lo guardará. Este tiene que ser el corazón de todos los que nos hemos rendido a Jesús y no debemos mirar ni a izquierda ni a derecha, sino únicamente a los cielos, porque de ahí siempre vendrá nuestro socorro (Salmos 121). Dios siempre estará en control de Su pueblo que es la Iglesia, la cual tiene que caminar de acuerdo a la Palabra que es la Biblia. Cuando nosotros meditamos en todas estas escrituras y aun disfrutamos como ahora de un devocional, el propósito es que en todas estas palabras nosotros tomemos consejo para nuestra vida porque con toda seguridad para muchos será una palabra directa para lo que en estos momentos están pasando y la realidad es que esta situación solo la conoce Dios y ellos mismos, por lo que no debemos menospreciar cuando se nos está dando una meditación con escrituras bíblicas muy específicas, para que no haya la menor duda de que es la Palabra de Dios escrita y dirigida por Su Espíritu Santo y dada a los hombres que amaron al Señor, escucharon Su voz y lo pusieron en el primer lugar de sus vidas. Así que Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria es el único que nos puede sostener para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

Porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma

Porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma; la discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá, para librarte de la senda del mal, del hombre que habla cosas perversas; de los que dejan las sendas de rectitud, para andar por los caminos tenebrosos; de los que se deleitan en hacer el mal, y se regocijan en las perversidades del mal.

Proverbios 2:10-14 (LBLA)

Cambiador del Mundo: El principio de la sabiduría es el temor a Dios, pero los insensatos la desprecian (Proverbios 1:7). Por eso cuando somos hijos de Dios, debemos abrazarnos de esta sabiduría que viene de nuestro Padre Celestial porque solo de esta manera, empezaremos a ser personas prudentes, discretas, llenas del favor de Dios, y obviamente guardados bajo Su sombra y librados del mal camino (Salmos 91). Cuando venimos a Cristo, El empieza a santificarnos y por consiguiente a apartarnos de ciertas amistades con las que tropezábamos practicando el pecado y que después de hablarles muchas veces, ellos rechazaron la Palabra de Dios y a Dios mismo. Y por eso somos separados de personas con las que antes convivíamos y en lo natural eso causa mucha tristeza en nuestro corazón, pero aun Pablo habló de eso en Romanos capítulo 9. Dios está buscando adoradores en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24) y por eso cuando estamos caminando con Jesús, no nos debe parecer extraño que nuestra forma de pensar, hablar, y actuar, empiece a cambiar, porque en lo natural nunca hubiéramos podido lograrlo, pero para Dios no hay nada imposible y El nos ama tanto, que no va a perder ni un día en el plan que Él tiene de llenarnos de Su santidad, y no es por obras propias de justicia, sino por la gracia y Su amor por nosotros (Romanos capítulo 3, 5 y 6). Damos gracias a Dios por nuestro Señor Jesucristo, nuestra única esperanza de gloria y Su victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

Andarás por el camino de los buenos, y seguirás las veredas de los justos

Así andarás por el camino de los buenos, y seguirás las veredas de los justos; Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella, más los impíos serán cortados de la tierra, y los prevaricadores serán de ella desarraigados.

Proverbios 2:20-22 (RVR1960)

Cambiador del Mundo: Dios es nuestro Padre y Él quiere que nosotros los cristianos nacidos de nuevo, caminemos como Sus hijos. Sabemos que Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6) y por supuesto el único que nos puede asegurar la vida eterna si le permitimos que El viva en nuestros corazones y cumpla Su propósito para el cual fuimos llamados. En los versículos de este proverbio se nos habla de una manera muy clara, de que los rectos habitarán la tierra y los maduros permanecerán en ella, pero los impíos serán cortados al igual que los prevaricadores (pecadores obstinados) que también serán desarraigados. La única diferencia entre el mundo y un verdadero cristiano, es el arrepentirse y confesar a Jesús como Señor y Salvador y declarar a Dios como nuestro Padre, al que podemos acudir de día y de noche y abrirle nuestro corazón y derramar nuestro amor, gratitud y alabanza por el rescate que hizo de nuestra vida, que estaba destinada a una muerte eterna (Salmos 1:1-3, Efesios capítulos 1 y 2). Por eso es importante que no caminemos de oídas como cristianos, sino que pasemos tiempo leyendo la Biblia, orándole a Dios poniendo nuestra mirada en los cielos y pidiendo que la misma fe de Jesús, esté en nosotros como lo dijo el Apóstol Pablo en su carta a los Gálatas 2:20: con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, mas Él vive en mí, y lo que ahora vivo, lo hago en la fe del Hijo de Dios. Por lo tanto deleitémonos y descansemos en los brazos de nuestro Padre Celestial y no importa si en la tierra no tuvimos un padre natural que derramara su vida en nosotros, ese pudo haber fallado, perdonémoslo y miremos a los cielos, porque Dios es un Padre que nunca falla ni retarda Sus promesas a Sus hijos. Cristo en nosotros la esperanza de gloria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27). Aleluya.

Tu corazón guarde mis mandamientos

Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te añadirán.

Proverbios 3:1-2 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Solamente cuando somos cristianos nacidos de nuevo, podemos entender estas dos promesas que Dios le hace a todos Sus hijos que están meditando en Su Palabra de día y de noche, y por eso recibirán largura de días y años de vida y se llenarán de paz, frutos que fuera de Cristo no teníamos en ningún momento de nuestro caminar por nuestra propia cuenta. Cuando nos entregamos a Jesús, entendemos la esperanza que Él nos ofrece de que nuestra vida cambie y empecemos a vivir llenos de Su amor, de Su gracia, de Su misericordia y de todo el Fruto del Espíritu que habla también el Apóstol Pablo en su carta a los Gálatas 5:22. Cuando caminamos con Jesús ya no somos huérfanos porque tenemos un Padre en los cielos, para el cual nada en absoluto es imposible y por lo tanto empezamos por disfrutar de Su cuidado y sobre todo de nuestra intimidad de oración con El (Romanos capítulo 8 ). Nuestras preguntas ahora tienen respuesta porque cuando leemos la Biblia, sabemos que estamos escuchando la voz y el consejo de Dios, porque quizá nunca antes habíamos recibido un consejo o un abrazo de un papá de sangre aquí en la tierra. La grandeza que implica que Dios nos llame Sus hijos, no se debe confundir con prepotencia o soberbia porque Dios quiere que seamos mansos y humildes de corazón, porque esa es la voluntad de Dios para nosotros (Mateo 11:29). También Pablo en su carta a los Efesios, nos dice que como cristianos debemos dar honra a nuestros padres porque esto es justo y honrar padre y madre es el primer mandamiento con promesa para que como dijimos antes, nos vaya bien y tengamos larga vida sobre la tierra. Pero también si somos padres, no provoquemos a ira a nuestros hijos, sino debemos criarlos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:1-3). Pidámosle a Dios que Cristo en nosotros sea nuestra esperanza de gloria y la victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

La sabiduría clama en la calle

La sabiduría clama en la calle, en las plazas alza su voz; clama en las esquinas de las calles concurridas; a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos.

Proverbios 1:20-21 (LBLA)

Cambiador del Mundo: En todos los proverbios, el Espíritu Santo hace énfasis de la necesidad que todos tenemos de llenarnos de la sabiduría de Dios. El principio de la sabiduría es el temor al Señor y lo triste es que hay mucha gente que la desprecia porque su corazón está lleno de insensatez. La sabiduría de Dios clama en todo lugar y alza la voz para ser escuchada por todos aquellos que reconozcan que su vida sin Dios no vale nada. El propio Jesús nos manda a predicar el Evangelio hasta el último rincón de la tierra, para que muchas almas se salven y puedan pasar la eternidad en los cielos. Hay una exhortación continua en las Sagradas Escrituras para que dejemos de ser auto suficientes y también dejemos de pensar que nosotros vamos a resolver nuestros problemas con nuestro conocimiento, capacidad económica o sabiduría intelectual, pero en todas las Escrituras, Dios hace énfasis de que dependamos de El en nuestro despertar, caminar, hablar, trabajar, y aun cuando regresemos a nuestro hogar para tomar descanso. Porque todo nuestro día debe de estar acompañado de la fragancia de Cristo en nosotros y esto solamente lo va a reconocer una persona que no está buscando lo suyo, sino hacer la voluntad de Dios. Dios es el que da la sabiduría y de Su boca viene el conocimiento y aun la inteligencia, Él se la da a los rectos de corazón y además todo aquel que la reciba, vivirá guardado bajo la sombra del Altísimo (Proverbios 2:6-7, Salmos 91). Así que el día de hoy revisemos nuestro corazón y reconozcamos delante de Dios la gran necesidad que tenemos de que Su Palabra more en nuestro corazón, porque Cristo es nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria para cambiar al mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

Derramaré mi espíritu sobre vosotros

¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores se deleitarán en hacer burla, y los necios aborrecerán el conocimiento? Volveos a mi reprensión: he aquí, derramaré mi espíritu sobre vosotros, os haré conocer mis palabras.

Proverbios 1:22-23 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Dios desea un pueblo cristiano que deje la simpleza y que camine con temor reverente, santo y puro porque es la única manera de evitar que se nos acerquen burladores e insensatos que siempre están atacando nuestra fe y nuestro íntimo caminar con Dios. En este proverbio el Señor nos exhorta a regresar a Su reprensión, y esto solamente sucederá cuando pasamos tiempo leyendo Su Palabra y tomando todo el mensaje en nuestro corazón, para no dejarlo solamente en nuestra mente, porque es en ese momento que el Señor derrama Su Espíritu sobre nosotros y nos da la revelación de Sus Palabras, por eso la importancia de estar meditado en las Escrituras de día y de noche (Salmos 1:1-3). Cuando Cristo entra a un corazón manso y humilde que tiene hambre y sed de conocerle y de caminar con El, a partir de ese instante, se empieza a derramar la gloria de Dios en esa vida y por supuesto que un cristiano verdadero no estará buscando beneficiarse de Dios y exigiéndole milagros y señales como hacían los fariseos en esa época, sino que solamente buscará poner al Señor en el primer lugar de su vida y amarlo con todo su corazón. No hay duda que cuando una persona vive para Dios, es porque ha dejado que Dios viva en él, y como dijo el Apóstol Pablo también declara: ya no vivo yo, más Cristo vive en mí, y lo que ahora vivo lo hago en la fe del Hijo de Dios (Gálatas 2:20). Por lo tanto podemos refrescar nuestro amor a Dios, descansando en sus brazos a través de nuestra búsqueda incondicional de Su presencia. Cristo en nosotros la esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

He extendido mi mano y nadie ha hecho caso

Porque he llamado y habéis rehusado oír, he extendido mi mano y nadie ha hecho caso; habéis desatendido todo consejo mío, y no habéis deseado mi reprensión; también yo me reiré de vuestra calamidad, me burlaré cuando sobrevenga lo que teméis.

Proverbios 1:24-26 (LBLA)

Cambiador de Mundo: Aun muchos cristianos nunca han entendido esta advertencia que Dios le hace a todos aquellos que escoge para rendirse a Él, porque estas Escrituras son una espada de doble filo que cortan traspasan y rompen aun las coyunturas de nuestra vida, tal como está escrito en Hebreos 4:12. Pero si nosotros escudriñamos este proverbio, Dios nos está invitando a volver a Él y escuchar Su reprensión para que El derrame Su Espíritu sobre nosotros y para que entonces podamos saber y comprender Sus Palabras. Pero si nos llama y no queremos oír y extiende Su mano y no nos agarramos de Él, ni escapamos del peligro en el que estamos con Su ayuda, entonces es obvio que nos alcanzará el pecado y la destrucción, y no es por causa de Dios sino el fruto de querer ignorar la salvación que nos está ofreciendo. Caminar con Cristo, no es una actitud o una acción de palabra, sino que es empezar una relación personal e íntima con El, donde cada día Él nos va perfeccionando, nos va llevando por el camino angosto después de habernos pasado por la puerta estrecha. En pocas palabras después de haber muerto al Yo, que vivió para este mundo y que ahora empieza a vivir en el Espíritu porque así caminan los verdaderos hijos de Dios. Pidámosle hoy a Jesús que en verdad abra nuestros ojos espirituales, y destape nuestros oídos, porque necesitamos saber que nosotros no vamos a impresionar a Dios con lo que hacemos, sino que tenemos que presentarnos delante de la cruz de Cristo, arrepentirnos, pedir perdón por todos nuestros pecados, tomar esa cruz en nuestros hombros y seguirlo hasta el último día de nuestra vida aquí en la tierra (Lucas 9:23-27). Cristo en nosotros la esperanza de gloria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27). Aleluya.

Alabad a Dios en su santuario

¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario; alabadle en su majestuoso firmamento. Alabadle por sus hechos poderosos; alabadle según la excelencia de su grandeza. Alabadle con sonido de trompeta; alabadle con arpa y lira.

Salmos 150:1-3 (LBLA)

Cambiador del Mundo: La fiesta de alabanza de la que el Señor nos habla en estos versículos, tiene que ser fruto de corazones agradecidos que aman y han puesto a Dios por encima de todas las cosas. Nuestra alabanza y nuestra gratitud al Altísimo, tienen que ir de la mano y debemos también recordar que si no hay una gratitud legítima hacia Dios, será muy difícil que nuestros labios también puedan pronunciar una verdadera alabanza que brota del corazón. Los cristianos nacidos de nuevo, hemos reconocido que sin Cristo, nuestra vida fue una constante decadencia y que conforme pasaban los años, todas las cosas se salían más y más de control, y muchos tuvimos que llegar al fango y a una total destrucción, para levantar los ojos a los cielos, porque mientras tuvimos recursos y una vida social llena de apariencia, nunca se nos ocurrió clamarle a Dios, arrepentirnos de todos nuestros pecados e invitar a Jesús para que sea el Señor y Rey de nuestra vida (Salmos 121). Gracias a Dios por Jesús que nos rescató del pozo cenagoso y cambió nuestro lamento en baile y nos dio una nueva oportunidad en nuestra vida y que ahora en Cristo, podemos dar el testimonio de que somos nuevas criaturas y tenemos la promesa de una vida eterna en los cielos, poniendo ahora nuestro corazón en buscar primeramente las cosas de arriba y dejar de afanarnos por todo lo temporal y engañoso de este mundo (1 Samuel 2:8-10). Este caminar es una puerta estrecha y un camino angosto que demanda la llenura del Espíritu Santo en nosotros y como hijos de Dios, ahora nuestra confianza no está en lo que podamos hacer o dejar de hacer para el Señor, sino en lo que le permitamos a Dios poder hacer en nosotros, para que El cumpla Su propósito en nuestra vida (Mateo 7:13, 2 Corintios 3:4-6). Cristo en nosotros la esperanza de gloria y nuestra victoria que está cambiando el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

Todo lo que respira alabe al Señor

Alabadle con pandero y danza; alabadle con instrumentos de cuerda y flauta. Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos resonantes. Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!

Salmos 150:4-6 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Estos son los últimos tres versículos de todo el libro de los Salmos, y es como un resumen donde se nos invita como hijos amados de Dios a alabarle con pandero y danza; con cuerdas y flautas, con címbalos resonantes, con címbalos de júbilo y que todo lo que respire alabe al Señor. Si queremos mantener una vida y tener intimidad espiritual con Dios, no se nos puede pasar ni un solo día alabar Su Nombre, reconocer Su grandeza, declarar Su poder y exaltando a Dios con nuestros labios, dándole gloria porque Él es bueno y para siempre es Su misericordia. Cada cristiano nacido de nuevo, pudiera escribir varios libros de su testimonio, de dónde estaba antes de Cristo, cuál fue la situación específica que le provocó entregarse a Él, y el giro de 180º que con toda seguridad ha dado su vida a partir de su conversión. Dios siempre contesta las oraciones de un corazón quebrantado, lo triste es que muchos de ellos es que después de la respuesta del Altísimo se apartan, y esto es por la sencilla razón de que salieron del mundo, pero no sacaron el mundo de su corazón y por eso al ver algún tipo de prosperidad y bendición, mantienen la inclinación y tentación de ir a derrochar su provisión otra vez al lugar de donde Dios los había sacado. Finalmente el Apóstol Pedro nos habló de esto, de no volver atrás, porque el postrer estado viene a ser peor que el primero y es una tristeza ver como familias y personas que fueron sanadas en su espíritu, flaquean sin ninguna necesidad. Recordemos que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece y Dios pone el querer como el hacer por Su buena voluntad. Por lo tanto alabemos a Dios, sabiendo que Cristo en nosotros será siempre nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (2 Pedro 2:20-22, Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.