Advertencia de Dios

Hijo mío, si has salido fiador por tu prójimo, si has dado promesa a un extraño, si te has enredado con las palabras de tu boca, si con las palabras de tu boca has sido atrapado, haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo: ve, humíllate e importuna a tu prójimo; no des sueño a tus ojos ni adormecimiento a tus párpados.
Proverbios 6:1-4 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Dios nos habla claramente en estos versículos de la Biblia, que no salgamos de fiador por nuestro prójimo ni tampoco nos comprometamos con un extraño, ni aun nos enredemos de palabra, porque corremos el riesgo de caer atrapados en circunstancias y deudas que nosotros no debemos ni tenemos por qué pagar. Estas enseñanzas que nos pueden quitar el sueño, el Señor habla aquí en la Biblia, que corramos a humillarnos e importunemos a nuestro prójimo, ni aun durmamos hasta no librarnos de ese compromiso que firmamos. Es tanta la insistencia en este consejo de Dios, que uno tiene que librarse como una gacela lo hace de la mano del cazador y como un ave se libera de caer presa (Proverbios 6:5). Este mundo vive lleno de deudas por tantas necesidades que él mismo genera para que nadie esté satisfecho con lo que tiene, y siempre vivamos adeudados quizá con muchas de las cosas que no necesitamos, pero que provocan satisfacción y tal vez hasta orgullo. Sobre todo cuando se tratan de bienes que se pueden mostrar a simple vista y que dan cierta posición entre la sociedad de mostrar una falsa prosperidad, pero que tristemente no es nuestra sino de aquel a quien le debemos. Así que, vivamos agradecidos y con contentamiento de lo que Dios nos da cada día y librémonos de las deudas innecesarias peor aún si solamente aparecemos de avales o codeudores con otra persona que es la que realmente tiene el bien que se pidió a crédito (Mateo 6:19-34. Cristo en nosotros la esperanza de gloria y nuestra victoria que además nos da Su gracia para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Diligencia en lugar de pereza

Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento. Proverbios 6:6-8 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Antes de conocer a Jesús, la vida se trataba de alcanzar en nuestra propia fuerza tesoros y victorias que nos permitieran disfrutar el momento, inclusive planeábamos metas de largo plazo para vacacionar, comprar, vender e inclusive el retiro. Pero en nada de esto le dábamos parte a Dios ni teníamos en Biblia nuestro manual de vida y la instrucción eterna, y es por eso que muchos de nosotros antes de Cristo solo anduvimos dando vueltas en el desierto de este mundo. En estos versículos el Señor señala a la hormiga como un ejemplo de trabajo y perseverancia y de que no necesita un jefe que la tenga que estar presionando para que haga durante el día sus labores, sino que además prepara en el verano su alimento y su cosecha que necesitará en el invierno, una época en la que no podrá salir a trabajar. Esta enseñanza podemos llevarla también a nuestra vida cotidiana y revisarnos en cuanto a nuestra diligencia para trabajar para tener planes con Cristo conforme a Su Palabra. Lo cual significa dedicarle tiempo a Dios para escuchar Su voz y nos pueda dirigir día a día en todo lo que haremos o dejaremos de hacer, lo que invertiremos o guardaremos, lo que desarrollaremos o esperaremos, pero a una cosa debemos prestarle atención y es siempre escuchar Su voz. Esta vida no se trata de éxitos económicos pero si se trata de tener mayordomía y ser sabios con la provisión del Señor y una de las mejores inversiones que podemos hacer es poner nuestras riquezas al servicio del evangelismo para ganar almas para el Reino de los Cielos. Que la gracia de Dios que tenemos cuando Cristo vive en nosotros y es nuestra esperanza de gloria, nos permita poner estas palabras en nuestro corazón para nunca olvidarnos de que Él nos mandó a hacer discípulos a todas las naciones (1 Corintios 15:10, Colosenses 1:26-27, Mateo 28:19-20). Hagámoslo entonces. Aleluya.

Levántate y anda

¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y vendrá como vagabundo tu pobreza, y tu necesidad como un hombre armado.
Proverbios 6:9-11 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Enfoquémonos hoy en la pereza espiritual que domina a la persona que no conoce a Jesús y por lo tanto no tiene una visión eterna de cuál es el propósito para el cual vive, y se dedica a pasar su existencia subsistiendo e inventando fórmulas de mucho éxito con poco esfuerzo y toda clase de estrategias que ofrece este mundo a las que después de que se convirtieren se dan cuenta de que eran torpes y hasta ridículas. Porque cuando nacemos de nuevo en Cristo, y nuestra vida gira 180º, nos percatamos de que nada de lo que antes hacíamos nos podía dar la paz, descanso y bendiciones que ahora disfrutamos en los brazos del Señor. La verdadera prosperidad no se trata ni siquiera de economía, sino de estar caminando por el camino angosto que nos lleva de vuelta a los cielos a la casa Celestial de nuestro Padre y por supuesto cuando partamos de esta vida, nada nos llevaremos. Entonces el mayor desafío para cualquier persona es hoy levantarse, tomar su cruz y seguir a Jesús, negándose a sí mismo, y rindiendo su vida y sus planes al propósito eterno de nuestro Creador (Lucas 9:23-26). Nunca es tarde para despertar de nuestra pereza espiritual y comenzar a caminar de regreso a Dios, porque la gracia, el amor, la misericordia y el Espíritu Santo serán dados a todos aquellos que clamen a Dios por un nuevo caminar conforme a la Palabra. Podrán venir pruebas, desafíos, tristezas, pero debemos de saber que Dios peleará con y por nosotros nuestras batallas y nuestra victoria está asegurada porque es la vida misma de Cristo reinando en nuestro corazón. Cristo en nosotros la esperanza de gloria que nos da la victoria para cambiar el mundo y hacer discípulos para el Reino de los Cielos. (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:10, Mateo 28:19-20). Aleluya.

Oye, hijo mío, recibe mis palabras

Oye, hijo mío, recibe mis palabras, y muchos serán los años de tu vida. Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado.
Proverbios 4:10-11 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Nuestro corazón tiene que estar lleno de gozo porque Dios mismo nos ha reconocido como hijos Suyos, por cuanto hemos creído en Jesús y hemos recibido Su Espíritu Santo y estos dos regalos permiten que recibamos Sus palabras, las abracemos en nuestra vida porque eso producirá largura de días. Dios desde el principio ha querido conducirnos por medio de Su sabiduría, por sendas de rectitud y sin embargo en el huerto el hombre y su mujer rechazaron este regalo, pero ahora nosotros los cristianos verdaderos que dependen totalmente de Jesús, hemos vuelto a recibir ese regalo porque Cristo mismo es el camino, la verdad y la vida que nos lleva de regreso a Dios Padre (Juan 14:6). El Apóstol Pedro habló de que cuando el Señor nos llama, Él quiere que consagremos nuestra vida y por lo tanto el enseña que el tiempo que nos quede en este mundo, que no vivamos con las mismas pasiones humanas que teníamos antes de Cristo, sino para hacer la voluntad de Dios. Basta ya el tiempo pasado para haber hecho lo que nos agradaba cuando no conocíamos a Dios, recordando que habíamos caminado en pecados, incluyendo idolatría que con toda seguridad nos llevarían a una muerte eterna. Y por eso ahora muchos se sorprenden de que ya no corramos con ellos en el mismo desenfreno y hasta nos ofenden porque nosotros nos hemos entregado a Dios, pero también ellos darán cuenta al Todopoderoso el día que se presenten ante el Tribunal de Cristo (1 Pedro 4:1-6, 2 Corintios 5:10). Así que, pidámosle hoy a Dios que Su gracia, amor y misericordia, sigan juntamente con Su Espíritu Santo en nosotros, para que nunca nos apartemos de Su camino. Cristo en nosotros siga siendo nuestra esperanza de gloria, nuestra victoria que por medio de la gracia dada por Dios, nos permitan ir a todas la naciones a predicar el Evangelio para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:10, 15:57, Mateo 28:19-20). Aleluya.

Tus pasos no serán obstruidos, y si corres, no tropezarás

Cuando andes, tus pasos no serán obstruidos, y si corres, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala, porque ella es tu vida.

Proverbios 4:12-13 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Gracias damos a Dios por Su gran amor que nos rescató de las profundidades de la muerte y del pecado, cuando menos esperanza teníamos y aun a muchos de nosotros el mundo al que servíamos nos había dado la espalda después de destruirnos. Pero llegó el día cuando decidimos abrirle la puerta a Jesús para que entrara a nuestro corazón y ese día que nacimos de nuevo, sigue siendo hasta hoy una experiencia inolvidable donde se derramaron muchas lágrimas si en verdad ese día tuvimos un encuentro personal con nuestro Señor Jesucristo. Dios es un Padre tierno y misericordioso y nunca actuará como un tirano que nos quiera imponer Su perdón, salvación y santidad si uno no la desea porque seguir a Jesús es voluntario como el Evangelio de Lucas lo señala, tal como Jesús dijo: si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz y sígame (Lucas 9:23). En esta escritura podemos leer que tampoco Jesús obligaba a la gente a seguirle ni mucho menos les imponía Su fe para que tuvieran que obedecerle, porque nunca ha sido ese el corazón de Dios ni tampoco el de Su Hijo Amado. Aun en el Antiguo Testamento, Adán y Eva tuvieron la oportunidad de escoger qué comer y escogieron mal, porque comieron del único árbol prohibido, resaltando la maldad que hay en nuestro corazón como sucedió en el huerto. En Deuteronomio 30:19-20 también Dios le da a Israel la oportunidad de escoger, el camino de vida o el de muerte, el de bendición o el de maldición, los exhorta a escoger la vida para que pudieran ellos vivir junto con su descendencia, amando a Dios y escuchando Su voz y caminando cerca de Él, porque eso les traería vida y largura de sus días. Así que hoy también nosotros escojamos vivir junto con nuestra descendencia porque ahora Cristo en nosotros es nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que nos fue dada por la gracia de Dios para que vayamos a cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57, 1 Corintios 15:10). Aleluya.

La senda de los justos y el camino de los impíos.

Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día. El camino de los impíos es como las tinieblas, no saben en qué tropiezan.
Proverbios 4:18-19 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Observemos la gran diferencia que es caminar por la senda de los justos que nos lleva a la luz de la aurora y el andar por el camino de los impíos que lleva a la oscuridad y no saben en qué tropiezan. Además cuando una persona no se ha arrepentido ni se ha entregado a Jesús, es obvio que ni siquiera sabe diferenciar espiritualmente entre una vida de santidad y otra de condenación, porque antes de Cristo, para muchos de nosotros habían cosas que sucedían que no las llamábamos pecado, sino quizá remordimiento. Ahora que leemos la Biblia los que hemos nacido de nuevo en Cristo, (Romanos 6:1-13), empezamos a entender qué es lo que le agrada a Dios y nos lleva a la salvación eterna y qué es lo que aborrece, que por supuesto se llama pecado y nos llevaría a una muerte eterna. Escudriñar las Escrituras desde Génesis hasta Apocalipsis, siempre nos dará una dirección de bendición y con seguridad nos mostrará el corazón y el amor del Señor hacia todos aquellos que se entregan a Él. Jesús habló a Sus discípulos y a Sus seguidores palabras que los animara a dejar su vida personal para seguirlo a Él en Su propósito. Sin embargo al final de Su jornada Jesús solo tuvo doce seguidores y discípulos que anduvieron con El a lo largo de Su ministerio y después de Su resurrección también caminaron con el Señor unos días. Seamos nosotros como los discípulos que lo dieron todo por basura con tal de agradar al Salvador de este mundo (Lucas 9:23-26). Que la gracia y la misericordia de Dios sobre nosotros, que nos ha dado a Cristo nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria, nos permitan ser instrumentos del Señor para cambiar el mundo (Colosenses1:26-27, 1 Corintios 15:10, 15:57). Aleluya.

Él bendice la morada del justo

La maldición del Señor está sobre la casa del impío, pero Él bendice la morada del justo. Ciertamente Él se burla de los burladores, pero da gracia a los afligidos. El sabio heredará honra, pero los necios hacen resaltar su deshonra.

Proverbios 3:33-35 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Para muchas personas que nunca han leído la Biblia, estas palabras parecen demasiado fuertes e inclusive muchos piensan que esto no está escrito en las Escrituras, porque no conocen a Dios ni mucho menos a nuestro Señor Jesucristo. Pero textualmente la maldición del Señor esta sobre la casa de los impíos, como también la bendición está sobre la morada del hombre justo. Todo el libro de Proverbios, nos muestra claramente el sentir del corazón de Dios y de la exhortación que nos hace a todos para recibir sabiduría y en muchos de los versículos, Él nos enseña que ha extendido Su mano para rescatar al perdido, pero no han querido escuchar Su voz, entonces también la Palabra nos enseña que cuando invoquen al Señor, quizá El ya no responderá, y aun cuando lo busquen con diligencia es probable que no lo hallen porque aborrecieron el conocimiento y no escogieron el temor reverente a Dios, ni quisieron aceptar Su consejo y despreciaron toda Su reprensión (Proverbios 1:24-33). Es importante saber que Dios envió a Jesús al mundo por el amor que tiene hacia toda la humanidad para que todo aquel que en El crea, no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3:16). Por último solo el amor de Dios en nosotros puede derrumbar nuestro corazón de piedra que se resiste a entregarse a Dios (1 Corintios 13:1-8 ). Por lo tanto pidámosle a Jesús que ponga Su gracia en nosotros y que haga la obra de santidad que Él se propuso desde el principio para todos aquellos que Él llama y abren su corazón a El (Efesios capítulo 1 y 2, 1 Corintios 15:10). Cristo en nosotros la esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo por la gracia de Dios en nosotros (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57). Aleluya.

Oíd, hijos, la instrucción de un padre

Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento, porque os doy buena enseñanza; no abandonéis mi instrucción.

Proverbios 4:1-2 (LBLA)

Cambiador del Mundo: La intención de nuestro corazón tiene que ser el desear ser hijos de Dios y vivir bajo Su instrucción puesto que Él quiere ser nuestro Padre. Rendirle nuestro entendimiento para asegurarnos de no caminar en nuestra propia opinión sino bajo Su buena enseñanza, tiene que ser con el único propósito de nunca abandonar Su instrucción. Dios nos muestra claramente en todas las Escrituras que fuimos creados para ser Sus hijos y desde Adán y Eva, el hombre y la mujer cayeron en pecado y fueron separados para siempre del huerto y de la presencia de Dios. Ahora en Cristo tenemos la oportunidad de regresar a ocupar la posición de hijos porque Jesús pagó el precio con Su sangre preciosa del pecado de todo el mundo, para que todo aquel que crea en El, no se pierda más tenga vida eterna. En la carta a los Romanos se nos enseña que todos aquellos que somos guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios y a ellos el Señor nos les da el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que reciben el Espíritu de adopción y puedan clamar Abba Padre. El Espíritu mismo es el que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos también herederos de Él y coherederos con Cristo, aunque vengan padecimientos juntamente con estas promesas, porque también la recompensa final es que seamos con El glorificados. Caminemos pues como hijos amados del Altísimo anhelando tener cada día mayor cercanía con nuestro Padre Celestial, dejándonos abrazar por Su amor, gracia y misericordia que tanto necesitamos. Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que nos concede la gracia para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57, 1 Corintios 15:10). Aleluya.

Guarda mis mandamientos y vivirás

También yo fui hijo para mi padre, tierno y único a los ojos de mi madre, y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.

Proverbios 4:3-4 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Cada palabra de estos versículos de este proverbio, tienen que remarcar en nuestro corazón la importancia de ser verdaderos hijos de Dios, pedirle que ponga Su obediencia a través de Su Espíritu Santo en nosotros y que permita que retengamos en nuestro corazón todas Sus palabras y Sus mandamientos, porque estos son los que nos dan las promesas de salvación y vida eterna a través de nuestra fe en nuestro Señor Jesucristo. La familia es hoy por hoy la entidad más atacada por el mundo y su príncipe de tinieblas que lo gobierna (2 Corintios 4:1-6), porque se sabe que una familia unida en el propósito de Dios, puede impactar y cambiar el mundo. Pero tristemente vemos hoy hijos abandonados, huérfanos, y aun los bastardos, (hijos fuera de matrimonio) y nunca los quisieron reconocer sus padres. Entonces es obvio que ellos no creen que en el cielo habita Dios que es un Padre bueno y misericordioso, porque lo culpan a Él, pensando que por su causa estos hijos sin padres o con familias destruidas, están viviendo todo eso, creyendo que Dios se tiene la culpa, porque no saben lo que nos enseñan las Escrituras y por supuesto tampoco tienen una relación íntima con su Creador. Por eso es necesario que como cristianos verdaderos anunciemos un Evangelio lleno de la gracia, el amor y la misericordia de Dios, para que le dé oportunidad a todo aquel que se quiera arrepentir y creer en Jesús, empezar una nueva vida llena de promesas y de esperanza, porque nunca es tarde para levantar los ojos al cielo y recibir el socorro del Altísimo (Salmo 121). Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que nos ha provisto la gracia para poder cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57, 1 Corintios 15:10). Aleluya.

Bienaventurado el hombre que halla sabiduría

Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades mejor que el oro fino. Es más preciosa que las joyas, y nada de lo que deseas se compara con ella.

Proverbios 3:13-15 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Bienaventurado el hombre que se entrega a Dios y permite que la sabiduría del Altísimo, llene su corazón y empiece a dirigir su vida. Porque el que obtiene sabiduría también recibe la inteligencia del Señor y su ganancia es mayor que la ganancia de la plata, y sus frutos, empiezan a ser de más valor que el oro fino. La sabiduría de Dios en los cristianos, es mejor que las piedras preciosas y de mucho más valor que todo lo que podamos desear, porque nada material se puede comparar a ella. El que adquiere sabiduría, tendrá largura de días a su mano derecha y a su izquierda riquezas y honra. Sus caminos serán deleitosos y todas sus veredas en esta vida tendrán paz. La sabiduría de Dios es árbol de vida a los que de ella echan mano y bienaventurados son todos aquellos que la retienen (Proverbios 3:16-18 ). El hombre que ha recibido a Cristo en su corazón y se ha llenado de la sabiduría e inteligencia de Dios, camina confiando que la alabanza es a quien Dios se la quiera dar, porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo. Este es el mayor riesgo de la vanagloria y de la prepotencia en la que podemos caer como cristianos, cuando no entendemos que el que se gloría, se tiene que gloriar en el Señor (2 Corintios 10:17-18 ). Por lo tanto, pidámosle a Dios que además de Su sabiduría e inteligencia el ponga en nosotros el Fruto del Espíritu para que seamos llenos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, porque con todo esto, podemos caminar totalmente cubiertos por la gracia de aquel que nos llamó. Cristo en nosotros la esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27, 1Corintios 15:57). Aleluya.