Diligencia en lugar de pereza

Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento. Proverbios 6:6-8 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Antes de conocer a Jesús, la vida se trataba de alcanzar en nuestra propia fuerza tesoros y victorias que nos permitieran disfrutar el momento, inclusive planeábamos metas de largo plazo para vacacionar, comprar, vender e inclusive el retiro. Pero en nada de esto le dábamos parte a Dios ni teníamos en Biblia nuestro manual de vida y la instrucción eterna, y es por eso que muchos de nosotros antes de Cristo solo anduvimos dando vueltas en el desierto de este mundo. En estos versículos el Señor señala a la hormiga como un ejemplo de trabajo y perseverancia y de que no necesita un jefe que la tenga que estar presionando para que haga durante el día sus labores, sino que además prepara en el verano su alimento y su cosecha que necesitará en el invierno, una época en la que no podrá salir a trabajar. Esta enseñanza podemos llevarla también a nuestra vida cotidiana y revisarnos en cuanto a nuestra diligencia para trabajar para tener planes con Cristo conforme a Su Palabra. Lo cual significa dedicarle tiempo a Dios para escuchar Su voz y nos pueda dirigir día a día en todo lo que haremos o dejaremos de hacer, lo que invertiremos o guardaremos, lo que desarrollaremos o esperaremos, pero a una cosa debemos prestarle atención y es siempre escuchar Su voz. Esta vida no se trata de éxitos económicos pero si se trata de tener mayordomía y ser sabios con la provisión del Señor y una de las mejores inversiones que podemos hacer es poner nuestras riquezas al servicio del evangelismo para ganar almas para el Reino de los Cielos. Que la gracia de Dios que tenemos cuando Cristo vive en nosotros y es nuestra esperanza de gloria, nos permita poner estas palabras en nuestro corazón para nunca olvidarnos de que Él nos mandó a hacer discípulos a todas las naciones (1 Corintios 15:10, Colosenses 1:26-27, Mateo 28:19-20). Hagámoslo entonces. Aleluya.

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