Nuestro amor por los hermanos

Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,  habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,  a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio.
Colosenses 1:3-5 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Es una prioridad que los hijos de Dios vivan de rodillas y con los brazos levantados a los cielos, orando sin cesar y dando gracias a Dios por la gracia que nos salvó y que nos promete la vida eterna en los cielos con nuestro Señor Jesucristo.
Siempre debemos reconocer que es un milagro que cada uno de nosotros los cristianos que hemos nacido de nuevo, Dios nos haya apartado y escogido desde el vientre de nuestra madre, para ser salvos (Salmo 139).
*Los hijos de Dios que antes estábamos envueltos en delitos y pecados, ahora por causa de nuestro arrepentimiento y haber creído en Jesús, la fe en Cristo nos llevó a recibir la sobre abundante gracia de Dios y hoy estamos libres de las cadenas del pecado y guardados por la santidad de Jesucristo en nosotros (Romanos capítulo 5).
Por todos estos milagros que Dios ha obrado en nosotros, y aun por cuanto El cambió nuestro corazón de piedra y puso el Suyo de carne, (Ezequiel 36:26-27) es que ahora nosotros podemos conocer el verdadero amor que todo lo cree, todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta, y no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad que es Cristo, y ese es el amor que Dios ha puesto en nosotros para amar a nuestros hermanos y también es un fruto del Espíritu Santo por la gracia de Dios en nosotros.(1 Corintios 13:1-7)
Hoy es tu día de salvación y de que Dios te declare Su hijo si te entregas hoy a Cristo (Romanos 10:8-13).
Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria para cambiar el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Oremos para recibir la sabiduría de Dios

No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.
Efesios 1:16-17 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Bendigamos a Dios nuestro Padre por habernos escogido como hijos Suyos, habiendo sido predestinados para recibir esa adopción por medio de la fe en Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad.
*Alabemos y demos gloria a Dios por Su gracia, por medio de la cual nos perdonó y nos ha santificado, a través de la vida de Cristo habitando en nuestro corazón.
Jesús nos ha hecho sobre abundar en Su gracia y también quiere llenarnos de sabiduría e inteligencia para que demos fiel testimonio en nuestro llamado como cristianos nacidos de nuevo, para que muchas almas sean salvas.
El Apóstol Pablo en su carta a los Efesios, desde el primero hasta el último capítulo, nos hace un tremendo desafío para que podamos profundizar en la lectura de la Biblia, para entender la magnitud de las promesas y riquezas que Dios le ha entregado a todos los que se salvan en Cristo Jesús. Por lo tanto tenemos que aprovechar cada hora del día para decirle a Dios que se nos revele más y más, porque daremos cuenta en los cielos de toda esta riqueza espiritual que leemos en la Biblia y que Dios ha puesto en nuestras manos para ser luz en medio de una generación que está atravesando por oscuridad.(Efesios 2:1-3)
Demos gracias a Dios por el privilegio que ha puesto en nuestras manos y prediquemos el evangelio porque Jesús dijo: y será proclamado este evangelio del Reino en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin (Mateo 24:14).
Hoy es tu día de salvación para que también recibas la promesa de que Cristo sea tu esperanza de gloria y tu victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Una vida sin egoísmo

Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo.

Filipenses 2:3 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Este tiene que ser el corazón de un cristiano que ha nacido de nuevo, que se ha convertido en un discípulo de Cristo. De esa manera nos enseña el Apóstol Pablo cuando nos explica que vivamos consolándonos en amor y en comunión con el Espíritu Santo, llenos de misericordia con nuestro prójimo, caminando con gozo y proclamando el amor de Dios, unánimes unos con otros, participando en un espíritu de humildad y mansedumbre.
Porque ese es el legado que Jesús nos dejó durante Su vida aquí en la tierra, mostrando cuán grande es Su amor por nosotros que se despojó de Su forma de Dios y vino como un siervo semejante a los hombres y siendo hombre se siguió humillando y se hizo obediente hasta la muerte en la cruz del calvario. Por lo cual Dios Su Padre lo levantó de los muertos y le dio un nombre sobre todo nombre, para que en el Nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra.
Nosotros también si nos proclamamos hijos de Dios, tenemos que despojarnos de todo pecado y soberbia con la cual llegamos a los pies de Cristo, y la única manera es muriendo en la cruz y permitiendo que Su vida resucitada habite en nosotros para manifestar en nuestro testimonio el carácter de Cristo, que aborrece el egoísmo y el vivir para uno mismo.
*Solamente la gracia de Dios puede llevarnos en ese proceso de santidad, librándonos del viejo hombre que esta viciado en pecado y por supuesto en el egoísmo de este mundo, pero por el amor de Dios, El nos ha hecho libres de nuestra vida antigua y nuestra herencia de maldición.
Hoy es el día de salvación (Romanos 10:8-13). Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10-57). Aleluya.

Somos el pueblo de Dios

¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: Habitaré en ellos, y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
2 Corintios 6:16 (LBA)

Cambiador del Mundo: *Ser el pueblo de Dios implica rendir totalmente nuestra vida a Él y caminar bajo Su gracia recordando que cuando peor estábamos, Dios escuchó nuestro clamor y nos rescató y nos hizo salvos por medio de la fe en Su Hijo Jesucristo. Hoy los cristianos nacidos de nuevo disfrutamos de nuestra salvación porque estamos guardados por el poder de Su Espíritu Santo el cual nos sostiene a través de nuestras tribulaciones, necesidades y preocupaciones, ya que no estamos exentos de pasar por diversas pruebas, pero el amor de Dios nos permitirá prevalecer hasta el final. Dios quiere una vida santa y sin mancha llena del amor de Dios y que esté fortalecida por nuestra hambre y sed de Su Palabra para que a través de ella nosotros nos mantengamos firmes en nuestro llamado. Como hijos de Dios debemos de cuidar nuestra boca y hablar todo lo que edifica Su Reino, y por supuesto tener un corazón generoso que ame a su prójimo dando testimonio de nuestra vida en Cristo. Por lo tanto, no nos unamos en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué comunión tiene la justicia con la injusticia y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14-15). Nosotros según la Biblia (1 Tesalonicenses 5:5), somos hijos de luz porque somos hijos de Dios, así que prediquemos el evangelio a todos, pero no volvamos atrás ni corramos el riesgo de tropezar de nuevo en el pecado. Hoy es tu día de levantar la mirada a los cielos y pedirle a Dios que perdone todos tus pecados y te entregues a Jesús para recibir todas estas promesas de salvación y vida eterna si te arrepientes (Romanos 10:8-13). Que el amor de Dios y Su gracia nos permita que Cristo sea nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria para cambiar el mundo proclamando Su Nombre (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Que nuestra vida edifique a otros

Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.
Romanos 15:1-2 (LBLA)

Cambiador del Mundo: En el libro de Romanos se nos enseña a que vivamos de la manera que Dios quiere para contribuir a la paz y a la mutua edificación (Romanos 14:19).
Nosotros los que somos hijos de Dios por nuestra fe en Jesucristo, tenemos la responsabilidad de que nuestros pensamientos, palabras y acciones, glorifiquen el Reino de Dios y den vida a todos aquellos que caminan alrededor de nosotros, porque a eso fuimos llamados, a ir a todas las naciones haciendo discípulos y bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que sean ganados para Cristo y para Su Reino (Mateo 28:19-20).
*Necesitamos vivir par agradar a Dios y que la fortaleza que en Cristo hemos recibido nos permitan hablar palabras que nos ayuden a soportar las flaquezas de los débiles, porque nuestro cristianismo no se trata de agradarnos a nosotros mismos sino a Dios, y ser de bendición a otros para edificar sus vidas por Su gracia.
Servimos a un Dios paciente y que consuela a todos aquellos que acuden a El con arrepentimiento y sinceridad de corazón por lo tanto tengamos en Cristo este mismo sentir para que en lo que ayudamos a edificar la vida de otros, también glorifiquemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 15:3-7).
Nuestras palabras sean de consuelo y de ánimo, proclamando que Cristo quiere recibir al quebrantado y llevarlo a la gloria de Dios.
Hoy es tu día para que también tu vida pueda ser edificada en Cristo y recibas salvación y vida eterna si le confiesas a El todos tus pecados y por supuesto te arrepientes de ellos (Romanos 10:8-13).
Que la gracia de Dios permita en nosotros que Cristo sea siempre nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria para cambiar el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Somos mayordomos de Dios

Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
1 Corintios 4:1-2 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Cuando hablamos de mayordomía, no entendamos exclusivamente asuntos de dinero, porque en los versículos del día de hoy, se nos enseña que seamos tenidos por personas servidoras de Cristo y administradoras de los misterios de Dios, y que seamos fieles en estas tareas. No nos está hablando de dinero sino de los asuntos espirituales de Dios nuestro Padre nos ha encomendado, que tienen una gran responsabilidad e importancia eterna.
Es más fácil ser rico, que ser un verdadero hijo de Dios y un buen mayordomo, porque para ser rico solo hay que trabajar y trabajar duro, pero para ser un buen hijo de Dios hay que morir al Yo, crucificando nuestra carne, y poniendo a Dios en el primer lugar de nuestra vida, algo que es imposible para nosotros, pero posible para Dios.
Dios requiere que de todo lo que se nos ha dado, empezando por Sus promesas de salvación y vida eterna, nosotros podamos administrarlas por Su gracia, llevarlas hasta el último rincón de la tierra y predicarlas para que muchas almas sean ganadas y salvadas para el Reino de los Cielos.
Aun Dios dijo desde el principio al hombre y a la mujer que fructificaran y se multiplicaran, que llenaran la tierra, que la sojuzgaran y señorearan sobre toda la creación. Sabemos que el hombre y su mujer pecaron y ambos fueron echados del huerto y *ahora solo por la gracia de Dios los que hemos rendido nuestra vida a Cristo, se nos ha dado nuevamente el poder de Dios para cumplir con este mandato y poder ser fieles y buenos administradores de Su Reino.(Génesis 1:26-28)
Hoy es tu día de salvación si te rindes a Jesús (Romanos 10:8-13).
Cristo en nosotros la esperanza de gloria y victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Seamos diligentes en correr nuestra carrera

Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios; porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis.
2 Pedro 1:10 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Muchos de nosotros nos hemos pasado la vida peleando por nuestra diligencia en las cosas materiales y profesionales de este mundo, pero pocos de nosotros nos hemos enfocado a revisar nuestra diligencia en la carrera cristiana que nos ha tocado vivir, sabiendo que al final de ella, nos está guardada una corona y la vida eterna con Dios en los cielos (2 Timoteo 4:8).
*Desde el día que fuimos llamados por Dios y nos entregamos a Jesús, podemos percatarnos de que nuestra vida dio un giro de 180º y por la gracia de Dios todo lo que antes hacíamos o decíamos, fueron borrándose de nuestra mente y corazón, para que ahora las palabras de nuestra boca sean santas, que edifiquen la vida de quienes nos escuchan y sobre todo que glorifiquen a nuestro Señor Jesucristo y el Reino de Dios.
Así como nos hemos preocupado por mejorar en nuestras condiciones de vida durante nuestro paso aquí en la tierra, es necesario que pongamos en primer lugar el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33) porque como dice el Apóstol Pedro en los versículos de hoy, tenemos que afirmar nuestra vocación y llamado para que Dios nos guarde de no caer jamás. Y además sabiendo que de esta manera Dios nos otorgará amplia y generosa entrada en Su Reino Eterno, donde nos recibirá también nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 1:11).
Como cristianos nacidos de nuevo, pidámosle a Dios que Su Espíritu Santo en nosotros, haga esta obra para ser llenos de la plenitud y el carácter de Cristo, el cual nos guardará hasta el último día de nuestra carrera aquí en la tierra.
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús (Romanos 10:8-13).
Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

 

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Seamos diligentes en correr nuestra carrera

Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios; porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis.
2 Pedro 1:10 (LBLA)

Cambiador del Mundo: Muchos de nosotros nos hemos pasado la vida peleando por nuestra diligencia en las cosas materiales y profesionales de este mundo, pero pocos de nosotros nos hemos enfocado a revisar nuestra diligencia en la carrera cristiana que nos ha tocado vivir, sabiendo que al final de ella, nos está guardada una corona y la vida eterna con Dios en los cielos (2 Timoteo 4:8).
*Desde el día que fuimos llamados por Dios y nos entregamos a Jesús, podemos percatarnos de que nuestra vida dio un giro de 180º y por la gracia de Dios todo lo que antes hacíamos o decíamos, fueron borrándose de nuestra mente y corazón, para que ahora las palabras de nuestra boca sean santas, que edifiquen la vida de quienes nos escuchan y sobre todo que glorifiquen a nuestro Señor Jesucristo y el Reino de Dios.
Así como nos hemos preocupado por mejorar en nuestras condiciones de vida durante nuestro paso aquí en la tierra, es necesario que pongamos en primer lugar el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33) porque como dice el Apóstol Pedro en los versículos de hoy, tenemos que afirmar nuestra vocación y llamado para que Dios nos guarde de no caer jamás. Y además sabiendo que de esta manera Dios nos otorgará amplia y generosa entrada en Su Reino Eterno, donde nos recibirá también nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 1:11).
Como cristianos nacidos de nuevo, pidámosle a Dios que Su Espíritu Santo en nosotros, haga esta obra para ser llenos de la plenitud y el carácter de Cristo, el cual nos guardará hasta el último día de nuestra carrera aquí en la tierra.
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús (Romanos 10:8-13).
Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Bienaventurados los que en Cristo son santificados

Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.
Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.
Juan 17:17, 19 (LBLA)

Cambiador del Mundo: *Ser un cristiano nacido de nuevo, nos permite empezar a ver nuestra vida en base al propósito de Dios, dejando atrás nuestro pasado por la gracia de Dios y poniendo la mirada en Jesús.
Todos los que caminamos como hijos de Dios, ahora tenemos en la Biblia muchas promesas que romperán todo tipo de maldiciones que generacionalmente nos alcanzaron, sobre todo si somos la primera generación que se convierten en cristianos nacidos de nuevo.
Nuestro Señor Jesucristo, hizo una oración intercesora a Dios Su Padre momentos antes de que fuera llevado delante del concilio los fariseos para ser entregado a Pilatos, y en Sus palabras hubo un clamor para que todos aquellos que lo habían seguido fueran guardados sabiendo que pertenecían a Dios Padre.
Jesús también señaló que cuando estaba con ellos en el mundo, El los guardaba y ninguno de ellos se perdió, sino solamente el hijo de perdición (Judas) para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora Jesús iba de regreso a Su Padre por haber cumplido todo lo que le fue mandado. Ahora Sus discípulos empezarían a pelear sus batallas espirituales, porque el mundo los aborrecería ya que no son del mundo como el propio Jesús testificó que Él no era del mundo (Juan capítulo 17).
Hacemos esta mención porque cualquier persona que en estos tiempos se quiera proclamar un verdadero cristiano, tiene que refugiarse en el poder de Dios y recibir la santidad divina que es la única que lo puede guardar contra las asechanzas del reino de las tinieblas, que por supuesto están gobernando en estos últimos tiempos. La santidad de Dios está dispuesta para todos los que reciban a Jesús en su corazón (Romanos 10:8-13).
Que la santidad de Cristo en nosotros permita que El sea nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria para cambiar el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

¿Eternidad o Prosperidad terrenal?

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Es importante que en el momento en el que nos convirtamos a Jesús, tomemos la decisión de ponerlo a El en el primer lugar de nuestra vida y que miremos a los cielos y contemplemos la promesa de vida eterna que recibe todo cristiano que ha nacido de nuevo.
Jesús mismo es el que nos dice en los versículos de hoy, que no estemos afanados y preocupados por los tesoros de la tierra, porque no valen ni un centavo el día que nos presentemos delante del tribunal de Cristo. Sino enfoquémonos en la promesa de la vida eterna donde reinaremos con Dios si fuimos fieles durante toda nuestra carrera aquí en la tierra.
También Jesús nos dice en las escrituras que donde esté nuestro tesoro ahí estará también nuestro corazón y es por eso que no debemos de atesorar lo material y temporal de este mundo.
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. Pero no podemos servir a Dios y a las riquezas.
Pero tomemos esto también en cuenta, que Jesús promete proveernos de todo lo que necesitamos y nos exhorta a estar contentos si tenemos sustento, techo y abrigo.
*Jesús habla de las aves de los cielos que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros y nuestro Padre Celestial las alimenta. Y nosotros Sus hijos valemos mucho más que ellas, así que no nos afanemos y gocémonos en el Señor con fe y esperanza de la vida eterna.
Hoy es el día de entregar tu vida al Señor si aun no lo has hecho para que Cristo sea en ti tu esperanza de gloria y tu victoria que cambia el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.