Jesús el labrador de nuestro huerto
Despierta, viento del norte, y ven, viento del sur; haced que mi huerto exhale fragancia, que se esparzan sus aromas. Entre mi amado en su huerto y coma sus mejores frutas.
Cantares 4:16 (LBLA)
Cambiador del Mundo: La mayor promesa para un cristiano es que Jesús lo salva, le da vida eterna. Jesús toma el control de una vida que se ha entregado a Él y ese corazón de piedra lo cambia por un corazón de carne, que después Él lo prepara y lo cuida como un huerto al que su labrador le da una atención diaria y no lo abandona jamás. Los hijos de Dios debemos de atesorar en nuestro corazón, el que Jesús es el guardador de nuestro huerto, lo cuida y lo protege para que sea un huerto cerrado, fuente sellada, con unos renuevos como si fuera fruta escogida, con la fragancia del nardo, con olor a mirra, aloe y canela, como el aceite y los mejores bálsamos, regado por un pozo de aguas vivas, todas estas son las promesas del Señor cuando nosotros decidimos formar parte de la Iglesia de Cristo y nos volvemos Su prometida, la novia vestida de lino fino, que se casará con El en los cielos cuando se efectúen las Bodas del Cordero (Cantar de Cantares capítulos 4 y 5). Cuando los cristianos atesoran en su corazón estas promesas, su vida es transformada porque ya no buscan la aprobación del mundo ni de los hombres, sino la de Jesucristo de acuerdo a Su Palabra que es la Biblia. Para Jesús somos esa tierra que Él ha limpiado del pecado de este mundo, la ha regado con agua viva, con el poder de Su Espíritu Santo, y ahora muchos podemos decir todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13). Hoy es tu día de ser un huerto para Jesús si le abres tu corazón y lo invitas a ser tu Rey y Señor (Romanos 10:8-13). Y por la gracia de Dios, Cristo en nosotros es nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:10, 57).
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