Cristo y los Apóstoles
Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
Juan 21:4-6 (RVR1960)
Cambiador del Mundo: Esta fue una de las últimas historias de Jesús con Sus discípulos antes de ascender a los cielos, cuando les dio la instrucción de tirar las redes a la derecha de la barca y capturaron una gran cantidad de peces. Entonces Juan el discípulo amado, reconoció al Señor y le dijo a Pedro, y cuando éste oyó que Jesús era el que estaba en la playa, se echó al mar y nadó hacia Él. Pedro estaba impactado de la pesca tan abundante que acababa de lograr y Jesús puso brazas y un pez encima de ellas y pan, e invitó a comer a todos Sus discípulos, y nadie se atrevía a preguntarle nada porque sabían que era el Señor. Esta era la tercera vez que Jesús se manifestaba a Sus discípulos después de haber resucitado. Entonces Jesús le preguntó tres veces a Pedro: ¿Pedro me amas? Apacienta mis corderos. ¿Pedro me amas? Si Señor tú lo sabes, entonces pastorea mis ovejas. Simón hijo de Jonás ¿me amas? Si Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Apacienta mis ovejas. *La misma pregunta seguramente el Señor nos ha hecho a cada uno de nosotros, y la respuesta debió ser la misma que la del Apóstol Pedro, si Señor yo te amo. Es necesario que este día abracemos esta promesa de saber que Jesús quiere que le amemos porque también quiere que le sigamos hasta la eternidad. Necesitamos abrir hoy nuestro corazón a Él (Juan 21:7-19, Romanos 10:8-13). Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que por Su amor y gracia nos permite predicar el evangelio para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:10, 57, Mateo 28:19-20, Juan 15:12-13). Aleluya.
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