Oíd, hijos, la instrucción de un padre
Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento, porque os doy buena enseñanza; no abandonéis mi instrucción.
Proverbios 4:1-2 (LBLA)
Cambiador del Mundo: La intención de nuestro corazón tiene que ser el desear ser hijos de Dios y vivir bajo Su instrucción puesto que Él quiere ser nuestro Padre. Rendirle nuestro entendimiento para asegurarnos de no caminar en nuestra propia opinión sino bajo Su buena enseñanza, tiene que ser con el único propósito de nunca abandonar Su instrucción. Dios nos muestra claramente en todas las Escrituras que fuimos creados para ser Sus hijos y desde Adán y Eva, el hombre y la mujer cayeron en pecado y fueron separados para siempre del huerto y de la presencia de Dios. Ahora en Cristo tenemos la oportunidad de regresar a ocupar la posición de hijos porque Jesús pagó el precio con Su sangre preciosa del pecado de todo el mundo, para que todo aquel que crea en El, no se pierda más tenga vida eterna. En la carta a los Romanos se nos enseña que todos aquellos que somos guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios y a ellos el Señor nos les da el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que reciben el Espíritu de adopción y puedan clamar Abba Padre. El Espíritu mismo es el que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos también herederos de Él y coherederos con Cristo, aunque vengan padecimientos juntamente con estas promesas, porque también la recompensa final es que seamos con El glorificados. Caminemos pues como hijos amados del Altísimo anhelando tener cada día mayor cercanía con nuestro Padre Celestial, dejándonos abrazar por Su amor, gracia y misericordia que tanto necesitamos. Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que nos concede la gracia para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1 Corintios 15:57, 1 Corintios 15:10). Aleluya.
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