Los Dones y la Abundancia

Dios tiene un propósito para la vida de cada uno de nosotros, una misión, una parte importante y única que nos ha dado la oportunidad de hacer en su plan eterno, no porque él nos necesite, sino porque por amor ha determinado darnos un lugar en su obra, nos ha tendido la mano y nos ha dicho “Ven conmigo”.

Cada vez que debemos hacer una tarea necesitamos los insumos y herramientas para hacerla. Si alguien va a construir una casa necesita dinero, el terreno, los materiales, los trabajadores, etc. Necesitamos cosas para cumplir los objetivos. Del mismo modo Dios ha prometido la provisión necesaria, y aún más allá, para las cosas a las cuales nos ha llamado, Él no ha determinado que sobrevivamos la vida, sino que la vivamos y que la vivamos haciendo su voluntad.  Él nos da los dones necesarios y aún más para ello.

Dios está comprometido con Su palabra, y los principios y promesas que Él se ha dispuesto a cumplir. Promesas como su provisión, la abundancia y la sobreabundancia, están esperando para ser reclamadas por sus Hijos. Dios quiere darnos siempre lo mejor. Pero lo mejor no es lo que deseamos necesariamente, Dios no se ha comprometido a darte todo lo que quieras, Dios se comprometió a proveernos todo lo necesario para cumplir nuestro propósito en la tierra, para hacer Su voluntad. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” Isaías 55:11.

Cada uno, según el don que ha recibido (un talento espiritual en particular, un legado divino), minístrelo a los demás, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. (mayordomos fieles de las muy diversas capacidades y dones que Dios ha dado a los creyentes mediante su favor desmerecido). 1 Pedro 4:10.

En este pasaje indudablemente encontramos una clara declaración de que Dios ha dado un don a cada uno de sus hijos. Aquí también encontramos un mandato para que utilicemos estos dones para el beneficio de otras personas. Podemos tener la plena seguridad de que Dios no nos mandará a utilizar algo que no poseemos. Sin embargo, ¿cómo obtenemos estos dones?

La palabra griega para “don” en este versículo es carisma, la cual según el diccionario griego define como “algo que Dios da gratuitamente… un presente espiritual… un regalo gratuito.” De modo que esto no es algo que podamos ganarnos; de hecho, la Biblia no dice que tratemos de merecer nuestro don, sino de utilizarlo. Este tipo de don es algo que ya poseemos, algo que Dios nos dio a cada uno de nosotros cuando Él nos creó.

HAY TRES CLASES DE DONES, SEGÚN LA BIBLIA:

1 Los Dones Ministeriales

La segunda lista de dones la encontramos en Efesios 4. En este texto, la palabra para don que se utiliza en el versículo 8 cuando dice: “…Subiendo a lo alto… y dió dones [doma] a los hombres” significa literalmente “un presente”. Si examinamos este versículo en su contexto, vemos que después que Jesús ascendió al Padre, Él dió dones a las personas a quienes había llamado y dotado para dirigir y capacitar al resto del Cuerpo de Cristo.

Aunque muchas versiones no repiten la palabra “don”, en el versículo 11, dice: “Y sus dones fueron [variedad; Él mismo constituyó y nos dio hombres,] algunos para ser apóstoles (mensajeros especiales), otros profetas (predicadores del evangelio, misioneros itinerantes), otros pastores (los que pastorean su rebaño) y maestros. Efesios 4:11.

2 Los Dones de Manifestación

En 1 Corintios 12, dice: “Pero a cada uno le es dada por la manifestación del Espíritu (Santo), es decir, la evidencia, la iluminación espiritual del Espíritu (Santo), para provecho. Porque a éste es dado por el Espíritu (Santo) [el poder para hablar] palabra de sabiduría; a otro, [el poder para expresar] palabra de conocimiento (“ciencia“) según el mismo Espíritu (Santo) a otro, fe (que hace maravillas) por el mismo Espíritu (Santo); y a otro, dones (extraordinarios) de sanidades por el Espíritu; a otro, el hacer milagros; a otro, profecía, es decir, el don de interpretar la voluntad y el propósito divinos; a otro, la habilidad de discernir y distinguir entre [la palabra del espíritu de verdad [y los falsos]: a otro, diversas lenguas

[desconocidas]

; y a otro, la interpretación de [tales] lenguas”. (1 Co. 12:7-10).

Estos dones son manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo que obran a través del creyente. 

La Biblia nos muestra que es la persona a quien se le ministra quien realmente recibe los dones (como cuando Jesús sanó al ciego o al paralítico). La segunda razón es porque nadie puede dictar cuándo será utilizado el don; el Espíritu es el encargado de que los dones trabajen a través de vasos disponibles y dispuestos.

3 Los Dones Motivacionales

En Romanos 12, dice: “De manera que, teniendo diferentes dones (facultades, talentos,

cualidades), según la gracia que nos es dada, usémoslos: [El que tiene el don de profecía, [que profetice], conforme a la medida de fe; [El que tiene el don de] servicio, que se dedique a servir, el que enseña, que se dedique a la enseñanza; el que exhorta (anima) que se dedique a la exhortación; el que reparte, que lo haga con sencillez de corazón y liberalidad; el que preside, que presida con solicitud, de todo corazón; el que hace misericordia, que lo haga con verdadera alegría y entusiasmo”. (Rom.12:6-8)

La palabra griega que se usa aquí es carisma, la misma palabra que encontramos en 1 Pedro 4:10. Creemos que esta es la categoría de dones a la cual se refería Pedro cuando dijo que deberíamos emplear los dones para el beneficio de otras personas. Nótese que este pasaje en Romanos nos anima a utilizarlos. Este versículo es como una repetición, un eco de lo que Pedro declara. 

Estos dones que muchos de nosotros poseemos, que Dios ha creado en nosotros y hecho parte de nosotros, para ser utilizados para el beneficio de los demás y para su gloria. Al igual que todos los demás dones, Dios nos los da por gracia. Nosotros no los merecemos. Sin embargo, Dios nos los da porque nos ama tanto. Estos son dones que moldean nuestra personalidad. 

Debido a que Dios nos ha creado con libre albedrío, podemos escoger usar los dones motivacionales apropiadamente, o bien ser negligentes con ellos y abusar de ellos. Para poder “escoger” utilizar estos dones de acuerdo a la voluntad de Dios, es importante tener un entendimiento claro de lo que son y de cómo funcionan.

En la medida que nosotros identifiquemos y apliquemos estos talentos, estos dones dados por Dios, tendremos sencillamente: abundancia. Y no solamente abundancia económica, pues, ¿de qué vale que seamos ricos y no compartimos los dones dados por Dios? Tendremos abundancia de conocimiento en la música, en las matemáticas (Ciencia), en el arte, etc. Pero depende de cada uno, el usar esa habilidad para tener abundancia para compartir con quienes necesitan de nosotros.

Así, la abundancia simplemente será consecuencia de saber identificar y usar los dones y talentos. Sin embargo, el famoso “capítulo del amor”, 1 Corintios 13, el apóstol Pablo señala un punto importante: ya sea que estemos usando los dones motivacionales, ministeriales o los de manifestación, si no lo hacemos en amor – el amor ágape de Dios – no estamos haciendo nada. Es una advertencia apropiada que siempre debemos recordar. Recordemos que esos dones, habilidades y talentos y hasta oficios, muchos de ellos son heredados por nuestros padres y ancestros. También nos corresponde ser agradecidos con quienes nos dieron la vida: El mayor don de todos y, en consecuencia, no podemos pasar por alto celebrar la existencia de esos seres queridos y para ello, existe una plataforma en la internet: Passaway.org, donde podemos compartir imágenes, videos, textos y un sinnúmero de dedicatorias, homenajes y tributos. Ese es otro don: ser agradecidos y celebrar la vida después de la vida. Pues ellos, -nuestros ancestros- vivirán mientras los recordemos.

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